lunes, 20 de agosto de 2012

Los encantamientos del mundo.

El mundo, desde el inicio de los tiempos, ha sufrido múltiples procesos de transformación; el mundo de los hombres también, ya sea por fenómenos naturales o humanos. América, desde el principio, ha sido objeto de múltiples encantamientos, todos los cuales posibilitaron los cambios que hoy en día configuran el rostro heterogéneo de su territorio y gentes, diverso, múltiple, contradictorio, conflictivo, sincrético, híbrido, transcultural.

En el pensamiento de los andes esas transformaciones se suelen denominar encantamientos:

" [...] la historia de estas comarcas y toda la historia se ordena en la secuencia, turno o alternancia de dos períodos, totalidades o mundos: el espacio- tiempo del encanto y el espacio tiempo del desencanto [...] En el pensamiento de estos Andes encantar quiere decir trastornar, trastocar, perder el estado de conciencia “normal”, pasando a otro poner un orden al revés" (Mamián, 1995).

Encantar es invertir el orden de las cosas, y la historia particular de los pueblos originarios de América ha sido demarcada por múltiples encantamientos y transformaciones, tanto para lo que puede denominarse su formación propia, como después de la invasión europea.

El encantamiento y el conflicto.

Todo encantamiento presupone un conflicto, un enfrentamiento de fuerzas diversas y múltiples que acuden a trastocar la vida del mundo. Así lo relata el profesor Mamián (2004):

"[...] el Chispas y el Guamgas eran dos esencias que contenían, como mitades, las principales cualidades del mundo, de las cosas, del hombre; de cuya relación conflictiva resulta el orden del cosmos con todos sus encantos.

Algunos relatos los tratan como encantadores que en tiempos muy remotos trastocaron el mundo, que por su poder en el enfrentamiento lo removieron todo: lo que era para acá quedó para allá y lo que era para allá quedó para acá; lo que era para arriba quedó para abajo y lo que era para abajo quedó para arriba; lo que era un adentro quedó para afuera y lo que era para afuera quedó para adentro [...] Por eso dicen que lo que se presentó fue un cataclismo, con el que el mundo se volteó al revés, estamos en el tiempo del revés. Pero, de igual manera por obra de estos poderosos, cuando los dos vuelvan a encontrarse o cuando se despierte del desmayo, de la petrificación, el Guamgas, entonces el mundo se desencantará, volverá a ser como antes, al derecho".
El encantamiento y la diferencia discriminatoria.

"Con el tiempo del sol el mundo se aclara, el hombre se apropia del habla y aparece la diferencia discriminatoria. El hombre no conoce o pierde la inteligencia. Es el mundo que sucede, alterna o destruye el tiempo del lucero.

El requisito para ser hombre es que hable. Cada animal fue perdiendo el habla por encantamiento. Oigamos como lo condensa la memoria.

El mundo se aclara dando termina al tiempo del lucero y dando origen al tiempo hijo del hombre: tiempo destructor del tiempo lucero. El hermano convertido en sol también acaba con el tiempo del lucero, tiempo de oscuridad, feliz, porque no había diferencia entre hombres y animales; todos hablaban, no se les negaba el habla a los otros (Mamián 1995). 

El encantamiento en el valle de Sibundoy.

En el territorio del pueblo ingano de Santiago, vive aún el Taita Isidoro Chasoy, uno de los últimos relatores, que utilizando el sistema de quipus, rememora los tiempos antes del encantamiento:

"Primero, dizque era un valle amplio. Dizque existían cinco pueblos... Y dizque ‘onde trabajaban dizque salía oro. Y no hacían caso ellos; algunos por lo que era brillosito, bonito guardaban. Tonce el padre cada ocho dizque decía: manejarasen bien. ‘Ora una mujer, una mujer: una noticia mala. Por ahí andan un par de amancebados y dizque tiene la mujer... La mujer casado, el hombre casado... El hombre dizque anda con tres hijos y la mamá así mismo. Y dizque se han ajuntado desde antes. Eso dizque era muy malo. 

Eso dizque decían a esa gente no van a... no van a dar posada. Esa gente se fueron... Primero han venido aquí. Aquí dizque era como en Mocoa, tierra caliente y aquí dizque había todo, todo, todo hasta que terremoto volteó todo. Tonce ellos, ese par de amancebados, ese han venido del Encano, han venido para acá. Tonce aquí, aquí también dizque los desconocieron. Dizque dijeron no: aquí no les vamos a dar posada, ni agua, nada. Tonce en las mismas han ido a la piedra de... al Encano. Tonce de aquí han llevado un racimo de plátano que han conseguido amarillito, pero que plátano pa’ regalar. ‘Onde le daban posada ofrecían eso pa’ regalar. Tonce en el Encano en varias partes es que sabían y habían negado la posada: no dezque dijeron. Ustedes han de ser, han de venir de acá; no les daban posada ni nada. 

En otra parte dizque dijo tampoco. Más atracito el marido de esa mujer dezque andaba con tres hijos preguntando: ¿por aquí llegó hoy? Si dizque dijo, llegó pero pasó; para allá iba, aquí no le damos posada. Bueno, ya dezque estaba alcanzando el marido por recoger a la mujer... 

Llegaron donde una mujer mayorista, ya dizque andaba con todo bordón, ahí dizque dijo deme la posada le regalo este racimo de plátano... Sí, dizque dijo, con mucho gusto. Tonces dezque se sentaron, ahí los dos ya, ¿no? El que iba a alcanzar a la mujer dezque estaba cerquita ya en una casa de ahí. 

Tonce, dezque dijo defiéndame, queremos acostar, dezque dijo, regálenos dos vasos de agua. Tonce, en el cuento hay así, pocillo no. En sachamatico*, en dos matecitos regálenos agua porque estamos con que sed. Tonce la mayor se levantó con dos bordones y fue a coger y tenga y al otro también tenga. Y se acostaron. Un sachamatico con agua dizque pusieron así, al pie y otro así, a la cabecera. Tonce, ‘ora si dezque dijo: descansemos. Y el marido ya lo cerquita ya alcanza. 

Y así con la cabeza regó el agua y la mujer también pateo el sachamatico. Regó el agua tanto en el pie como en la cabecera. Eso dezque bramó toda esa agua y fue criando, criando, criando. Ya cuando llegó el marido, y entonces ya vio que estaba profundo, tapando el agua, dice ahora dizque él, dizque él bebió toda esa agua. Para allá dezque estaba lo más en lo seco. Y si hora un mosca que llama tábano, ¿no? El veranero. Por atrás en lo limpio... dezque lo pica y lo hizo trasbocar toda esa agua que había tomado. Y si, ‘ora sí, gano el agua metros, enterrando, enterrando, se fue criando esa agua que estaba ahí. Tapó ellos, y esos filos que estaban semejante lejos, eso así mismo dezque se fueron apegando y gritando dezque decían: tapemos a esa agua no, no hay que dar permiso, tapemos. Por eso el más apurado, ya dezque iba un guacho más adelante, ese dizque se instalaron, más abajo. Tonce la Corota esa dizque era catedral, conforme que tenemos catedral en Sibundoy, la Iglesia que han hecho primero (Ceballos. Tupaz. 2005).
El encantamiento sangriento.

América no fue descubierta por los ibéricos, pues la humanidad había vivido miles de años antes del arribo de los salvajes europeos, que bajo las banderas del cristianismo, perpetraron un brutal genocidio y extirpación de civilizaciones milenarias, quizá mucho más ricas y sabias que los violentos invasores.

Existe una declaración firmada por diversas nacionalidades y organizaciones indígenas en 1992 que dice:

"En el fatídico 12 de octubre de 1992 no hubo tal encuentro, sino una invasión militar, política y cultural de Europa y particularmente del estado español, a nuestro continente, que se sometió a un genocidio brutal y truncó violentamente el desarrollo político, económico, cultural y espiritual de nuestros antepasados. Así, lo que pudo ser un fructífero intercambio entre culturas, desembocó en la imposición de la cultura de los conquistadores, por la fuerza de las armas y la evangelización, en un orden injusto y discriminador envenenado por el racismo" (Bengoa, 2000).

TALLER

Con miras a la construcción de nuestro ensayo, desarrollar el siguiente taller:

1. ¿Qué entiende por encantamiento y cómo, dentro del mundo del derecho, puede entenderse este concepto?
2. ¿Qué tipo de encantamiento cree usted que significó la invasión europea a América? Lea el texto enlazado AQUÍ para una mejor contextualización (Leyes de Indias, Libro Primero, Título Primero: De la Santa Fe Católica)

Bibliografía.

BENGOA, José. La emergencia indígena en América Latina. Fondo de Cultura Económica, 2000.
CEBALLOS, F. TUPAZ, D. El Derecho y el Carnaval en el manejo cultural de la violencia en la cultura indígena inga del Valle de Sibundoy. Trabajo de grado. Biblioteca Universidad de Nariño (Torobajo). 2005.
MAMIÁN, Dumer. Tiempos del Encanto y desencanto en los Andes Sur colombianos en Memorias del Primer Seminario Internacional de Etnohistoria del Norte del Ecuador y Sur de Colombia. Facultad de Humanidades, Historia y Sociales. Univalle. Cali, 1995.
MAMIÁN, Dumer. Los Pastos en la danza del espacio, el tiempo y el poder. Ediciones Unariño. Pasto, 2004.

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