lunes, 27 de agosto de 2012

La heterogeneidad del derecho: una aproximación teórica.

El derecho, como disciplina del conocimiento, comparte los grandes pilares de la llamada civilización occidental, desde el racionalismo y cientificismo excesivos, hasta el apego por la escritura como expresión de la "verdad" en contraposición con la oralidad cultural. Los discursos de verdad, tanto en el contexto general de la civilización occidental como en el estudio del derecho, han sido demarcados por una hegemonía política que ha cambiado de manos, pero jamás de destinatarios: los habitantes de América, subyugados desde el comienzo hasta los tormentosos tiempos que corren, en el que, pese a los levantamientos y reivindicaciones de los pueblos originarios, las dinámicas de exterminio cultural siguen vigentes, aunque por mecanismos mucho más soterrados.

El derecho, al igual que la llamada civilización occidental, no obedece a orígenes unívocos: su cuerpo encierra todo un corpus de influencias y construcciones civilizatorias diversas, complejas, contradictorias. Al igual que la civilización occidental, el derecho no es, bajo ningún punto de vista, una disciplina homogénea, uniforme en sus orígenes o propósitos. Tampoco hay hegemonías sin sometidos, y estos existen, y tienen voz. 

Durante muchos años, los derechos de los pueblos indígenas se diluyeron bajo la categoría de los derechos del ciudadano, categoría que subyuga aún las diferencias que la mezcla de negros, indígenas y españoles produjo en América; diferencias como el matiz de colores que hay entre el rojo y el violeta en un arcoiris. Bajo la categoría de ciudadanos quedaron invisibilizados los derechos los otros, los diferentes, los indios, campesinos y negros que, en últimas, colocaron el pecho a la muerte durante las guerras de independencia.

El hombre americano no es sólo una enorme colcha de retazos unida por el idioma y la fe, es algo que forma una unidad, un todo contradictorio, indígena, pos-moderno, clerical, monarquista, comunista, terrorista y militar, masmediatizado y manipulado por las redes del poder sobre el cuerpo (M.F.) desde el vientre hasta la tumba.

El concepto de heterogeneidad, para esta construcción teórica, está tomado de algunos trabajados en literatura adelantados por Cornejo Polar respecto de las literaturas peruanas, de las que dice son heterogéneas por mantener dentro de su cuerpo componentes de las literaturas y lenguas europeas (el castellano), americanas y negras. En el mismo sentido y a primera vista todo derecho es heterogéneo también, más el corpus jurídico oficial, heredero de tradiciones diversas, ancestrales como las autóctonas y las venideras (negras, europeas). Nuestro derecho es como nuestra sociedad: heterogéneo y contradictorio, difícil de catalogar como unidad, ni aún en las unidades que son los estados nacionales, que siguiendo el modelo ecuatoriano, deben superarse por la concepción de estados plurinacionales, donde conviven diversos proyectos de pueblos y nacionalidades. 

En ese sentido, y a primera vista, las juridicidades indígenas vivas también son heterogéneas por definición, pues son el resultado de una amalgama de principios de derecho ancestrales propios y apropiados por el devenir histórico y estrategias de pervivencia múltiples, extrañas. Si todo derecho es heterogéneo, el llamado derecho mayor que reivindican las comunidades indígenas lo es aún más, pues su fuerza ha radicado, también, en la capacidad de mímesis hacia las necesidades comunitarias con formas discursivas caleidoscópicas y alucinantes para lo que es considerado la Verdad por el establecimiento. El mejor ejemplo de esto es el cabildo indígena entre los pueblos pastos y quillasingas, institución jurídica con antecedentes en el derecho español, pero que hoy por hoy constituyen el baluarte jurídico-político de las comunidades indígenas como autoridad propia, encontrando eco en un pasado mítico en el que los animales hablaban y eran la autoridad. En el valle de Sibundoy, el Taita Isidoro Chasoy hablaba de la existencia del Cabildo antiguo, donde el gobernador era el Oso, los Alcaldes eran el Águila, el Tigre y la Serpiente, y los alguaciles eran los monos. 
rupestreweb.info

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